El tejido geotextil y el no tejido son dos variantes comunes de geotextiles utilizados en ingeniería civil y geotecnia. Aunque ambos cumplen funciones similares, presentan diferencias importantes en términos de estructura, propiedades y aplicaciones.
El tejido geotextil se fabrica mediante la intercalación de hilos o fibras sintéticas o naturales. Este proceso crea una estructura entrelazada y resistente, similar a la tela. El tejido geotextil se caracteriza por su alta resistencia a la tracción y capacidad de carga, lo que lo hace ideal para aplicaciones que requieren una mayor estabilidad y resistencia a largo plazo. Se utiliza ampliamente en proyectos de separación y estabilización de suelos, control de erosión y refuerzo de estructuras.
Por otro lado, el tejido geotextil no se produce mediante la unión mecánica o química de fibras o filamentos sin un patrón de tejido específico. Esto resulta en una estructura más aleatoria y menos densa. El tejido geotextil no se caracteriza por su alta permeabilidad y capacidad de retención de partículas finas. Se utiliza principalmente en aplicaciones de filtración, drenaje y separación de materiales en los que se busca controlar el flujo de agua y evitar la obstrucción de sistemas de drenaje.
En cuanto a la resistencia, el tejido geotextil generalmente ofrece una mayor resistencia a la tracción y una mayor capacidad de carga debido a su estructura entrelazada. Por otro lado, el tejido geotextil no puede tener una resistencia más limitada en comparación, pero compensa con su alta permeabilidad y capacidad de retención de partículas.
En resumen, la diferencia principal entre el tejido geotextil y el no tejido radica en su estructura y propiedades. El tejido geotextil tejido ofrece mayor resistencia y capacidad de carga, mientras que el no tejido destaca por su permeabilidad y capacidad de retención de partículas finas. La elección entre ambos depende de las necesidades específicas de cada proyecto y las características del suelo y las condiciones del sitio.